martes, 22 de enero de 2013

EL SUEÑO.



Hay veces que sueño por la noche y casi siempre en los sueños que estoy en situación de riesgo me despierto. Esto ha sido una constante desde pequeño.
Dicen los expertos en el tema que soñamos continuamente todas las noches, pero que recordamos solo los que nos despiertan. Yo los que recuerdo  suelen ser  en momentos desagradables, por esto pienso que debe de ser de verdad, aunque también tengo sueños placenteros, pero estos inconcientemente suelo alargarlos sin despertar hasta que acaba la historia, pero suelo olvidarlos con facilidad, los unos y los otros. ¡Esos intricados vericuetos de la mente humana!

Anoche poco después de haber leído varios artículos de la Constitución Española, lo lógico sería soñar con algo relativo, pero no. También sería lógico que después de leer varios artículos de la Constitución, como me suele ocurrir desde hace años, lo que antes disfrutaba, en mi etapa sindicalista leyendo esos grises textos legales de leyes laborales. que hoy me dan sueño. Pero interrumpido tras un breve periodo de un par de horas.
De pronto me veo en la escalera de la casa de mi abuelo, pero no las actuales, la que reformó mi tío Antonio, sino aquellas hechas de yeso con mamperlanes de madera, ya muy gastados los bordes, casi redondos por el paso de años y de todos mis tíos que dormían el en soberao, y nosotros (mi microfamilia) al lado contrario.
El yeso para protegerlo y no dejarlo que se fuera desprendiendo de dicho paso continuo, mi madre le daba con una pintura roja, de olor avinagrado, poco agradable al olfato, que era específica para eso. Pero te exigía cada corto tiempo darle un repaso.
El patio de la casa la cocina y parte del corral, estaban derribados con los escombros por medio, amontonados de cualquier manera.
Al fondo a la izquierda había una pared con el enfoscado en el suelo, dejando ver unas piedras calizas de tamaño medio, brillantes como esas que se ven en viejos empedrados, ya muy desgastado por el paso de la gente, de un color gris anaranjado, suave y un poco fosforescente.
Recordaba haberlos pintado antes y me atraía de manera obsesiva. Desde lo alto de la escalera miraba a la pared y mi visión era como de una cámara que se acercaba de manera progresiva pero a una velocidad muy rápida, tan rápida que me sentía trasportado directo a la pared, viendo que ya me quedaba muy poco espacio me disponía al choque contra la pared, hice ese movimiento instintivo de extender los brazos hacia adelante. 
 
De pronto se frena el avance y sin yo hacer nada, retrocedo suspendido en el aire, de espalda hasta lo alto de la escalera, de una manera suavemente lenta, me encuentro depositado en el suelo. 
Al mismo tiempo yo me veía todo negro desde lo alto de la escalera

A continuación estoy un poco más adentro, en el cuerpo de casa -comedor-cocina, donde vivía con mis padres y hermanos. Que pese estar el bajo semiruinoso, la parte alta donde vivíamos nosotros se conservaba intacta, como suspendida en el aire.
Allí veo una figura en la penumbra, vestida de negro, que se marchaba hacia las escaleras, estaba oscuro y las escaleras estaban algo más claras, me pareció que era mi tía Trinidad, con su curvatura de espalda de los últimos años. 
Como ésta hacía años que murió, y yo tan racional quise hablarle para identificarla y preguntarle cosas, pero la garganta no me respondió y en ese momento sentí una angustia que me hizo despertar.
Espero que los siguientes días de lectura constitucional no me de sueños tan extraños.

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