martes, 27 de agosto de 2013

¿Huida hacia adelante?






Griñan huye al Senado para que la juez Alaya no le eche mano, los Psoeros ¡Que ejemplaridad más generosa! ¡Y un cuerno!. Creo que Griñan es un buen tipo que ha estado en un partido con unos compañeros muy poco deseables y creo que se ha visto desbordado por esas circunstancias, esto creo que también por creerse dueños del cortijo y aquí no hay quien me tosa, pues no, ni es su cortijo y cada vez habémos más que tosemos, y espero que tengamos un “toser” general que no tengan más remedio que cambiar de verdad.
Un ejemplo: estamos hartos de escuchar que la Junta no recorta en Sanidad, Educación y Sociales. En sanidad 6.700 contratos menos que el pasado año y de los que han hecho, al 70, 60 y 50% de jornada.
Otro: en lo social tendrían que dimitir una gran cantidad de ellos, unos por ineptos y dejarse robar
y otros por ladrones, pues no. Griñan se va al Senado, junto que otra panda de ineptos, a hacer un trabajo prescindible, nada más que para que los senadores vivan mejor que el resto de españoles. Tendrá que pasar por un tribunal superior, pero allí puede encontrar jueces amigos.
Mientras todos a justificar sus corruptos, los de la acera de enfrente...esos si que son, los míos eso... pecata minuta.
¿Y Izquierda Unida? Pues a justificar casi todo lo que el PSOE hace en Andalucía, es que lo de la moqueta acojona a mucha gente, o simplemente les da mucha holgura económica. ¿Y el espíritu crítico? .Con la boca pequeña. Mientra los españolitos asistiendo, cada vez más cabreado, contemplando todas estas chapuzas.

Y ahora viene Dña. Susana, al igual que su Jefe, sin ganar unas elecciones, la tenemos que aguantar hasta que a ellos les convenga, y esta es menos moderada que Griñan y con menos preparación y sin saber que es trabajar por cuenta ajena o crear empresas. Viviendo siempre del "rollo" de la política.
Me parece bien que sea mujer, pero me gustaría que tuviese otro curriculum. En definitiva que sepa que es ganase la vida, como piensan  y  sienten los trabajadores, cuales son sus problemas, por que sin un buen análisis de la realidad mucho me temo que siga trabajando para el partido, en vez de hacerlo para los andaluces que somos los que le pagamos, y por cierto nada mal, comparado con el resto de los de a pie.

viernes, 9 de agosto de 2013

La ropa de nuestra niñez.


Los que nacimos sobre la mitad del siglo pasado no tuvimos una niñez tan pésima como los nacidos diez o quince años antes, les estalló una guerra incivil en plena lactancia, y a los otros nos tocó vivir la posguerra, un poco distanciados.

Esto unido a que por aquel entonces no había ropa propiamente para niños/as. Pasábamos del batón – especie de bata muy larga con encajes de adornos – a los pantalones cortos, tanto en invierno como en verano, normalmente de tela de rayas longitudinales, unas negras, grises y blancas, que después se conocía, tela gitana, porque solían estos venderlas por las casas. Hoy día es la que normalmente se hacen los pantalones para el traje campero, también conocido por Traje Corto, muy usado por caballistas a la andaluza y por toreros en festivales y tientas.

También había quienes tenían un baby en verano con los calzoncillos de muselina, tela de color blanco, un poco áspera, incluso quines llevaba bragas de niñas que ya existían, cosa muy mal vista y sospechosa de desviación sexual, téngase en cuenta que con la dictadura venía la cultura militar y todo lo que no oliese a macho era vituperado por la sociedad o tenía escaso valor, el caso de las mujeres. más tarde llegaron los slip

En mi caso solía vestir ropas de mis primos mayores, por parte materna era de los más pequeños que vivían en Ubrique, luego pasaba a mi hermano Federico, el mas pequeño como nació muy distanciado, ya había cambiado el panorama un poco.
Por parte de mi padres era el mayor de los nietos, esto ligado a que mi madre sabía coser y mi tía Ana López era costurera de profesión, de vez en cuando me hacían ropas que otros muchos no se podían permitir.

Por ejemplo, a raíz de cortar su relación con el novio que se iba a casar, mi tía María me dio el paño para las enaguas de la mesa camilla, grueso, azul marino y entre las dos costureras de la casa me hicieron un abrigo, que me parecía más a un municipal pequeñito, que a un niño. Pero había amigos que me envidiaban por ello.

Ya con el Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo de los ministros del Opus, España se fue desarrollando económicamente, en nuestro pueblo todo lo que fabricaba se vendía, como me dijo una vez José Sánchez Bazán, y se comenzó la industria de la confección cambiando la vestimenta de forma muy extraordinaria, la España del negro, del medio luto, aquellas señoras que con unos cincuenta años se vestían de colores, grises y negros con el pañolillo en la cabeza, cubriéndose cual musulmanas, pasaron al baúl de los recuerdos, afortunadamente, mucho cuando comenzaron a venir las turistas con aquellos vestidos desenfadados, multicolores y atrevidos diseños, esto creo que fue determinante incluso para un régimen político que hacía aguas por muchos flancos.

Una anécdota demostrativa que protagonicé yo. Sobre 1960, tenía unos 10 años y estaba ayudando a meter arena desde la casa de mi abuela al corral, iban a transformar la cuadra en un cuarto de baño, no se como salió el tema de los bañadores, que casi nadie tenía, solíamos bañarnos desnudos. Estaba también José Arenas Corrales, por entonces novio de mi tía Ana, me dijo: ¿tú quieres un bañador?,  lógicamente le contesté que sí. Me dio una dirección, donde tenía que ir a pedir uno que había prestado el año anterior a un amigote (de lo más presumido del pueblo) y no lo devolvió.

Yo con mi timidez me llegué, era la casa de una hermana y me dijo que no sabía nada del bañador, que fuera cuando estuviera él, volvía a ir y ya me lo pude traer. ¡Era de lana corinta!, con lo cual cuando me lo ponía producía un calor insoportable, pero cuando me metí en el agua y aquello se esponjó, pesaba tanto que al salir me quede con el bañador por debajo de las rodillas, trabándose las piernas y dejándome inmovilizado con mis vergüenzas expuestas al personal, que reía de la situación y yo más avergonzado.