viernes, 6 de febrero de 2015

Personas sencillas que hicieron cosas extraordinarias.

Juan Conde y su compañero Norberto Moreno.

Juan Conde era un trabajador de base, poco hablador, muy observador, delgado y con el cabello rizado, de los primeros militantes de la HOAC -Hermandad Obrera de Acción Católica- generoso y convencido que había que sacrificarse para que futuras generaciones tuvieran todo lo que nos falto a la nuestra, como tal fue designado a dedicarse a vender libros de su editorial ZYX, que son las últimas letras del alfabeto pero invertidas en el orden..

Esta editorial se dedicaba a hacer libros -normalmente de bolsillo- con temas que nos interesaban a los obreros, que era una formación básica para cambiar las cosas a favor de la clase obrera y no como venía siendo en la dictadura, favoreciendo siempre al capital.
En ella conocí a un joven Enrique Barón, a líderes republicanos como Salvador Seguí, Angel Pestaña, Pablo Iglesias, Machado, Lorca, Hernández, Alberti etc...y sobre todo otro tipo de literatura.
Agrupación de Trabajadores Independientes (ATI) 1983

Para este menester buscaron personas dispuestas a estar todo el día en carretera, visitando los distintos núcleos de trabajadores inquietos o contactados por la HOAC. Cosa que existía en Ubrique.
Venía en un dos caballo de Citroen, viejísimo, con averías continuas, también por el pésimo estado en que solían estar las carreteras, no mucho peor que hoy, que también están de pena.

Norberto creo que Moreno, era una persona cercana a los 60 años, metidos en carnes con una magnífica voz de barítono que demostró en algunas canciones de las que cantamos en grupo.
Este hombre venía liberado por la organización desde Santander a dar Cursillos de Iniciación por toda España, cada cursillo duraba una semana durante dos o tres horas diarias.
En Ubrique habíamos en torno a veinte personas que lo hicimos aquella vez, habiéndolo hecho antes otro grupito. Había el matrimonio Emilio Rubiales y Rosario Villalobos, Juan Ríos, Paco Lamela, Cristobal Gómez, etc...y varios más de la cooperativa CIUCO, que nació de la reforma que se hizo en la Sacristía, que a su vez fue orientada y promovida por otra cooperativa que se creó en Lebrija, también promovida por el sacerdote Manolo Rodríguez Pérez.
Y además Joaquín García y yo, que al final fuimos los únicos que terminamos el Plan de Formación. Era bastante duro y sacrificado para personas que teníamos que trabajar 13 horas diarias, gran parte del año. Exigía estudio continuado y muy árido, compromisos de acciones concretas, por tanto para personas mayores con hijos era muy difícil en Ubrique. Por ejemplo al cursillo Emilio y Rosario tenían que ir con el primer hijo, y embarazada del segundo, durante 2 ó 3 horas diarias.

Un día llegaron un poco tarde, venían desde Jerez todos los días y aquel día el Citroen comenzó a calentarse, enseguida echaron mano a su forma de actuar ante los problemas -Ver, Juzgar y Actuar- y pensaron si cada 15 minutos el coche se para y cuesta trabajo arrancarlo, controlamos el tiempo y cada 13 paramos se enfría y luego arrancamos sin dificultad, así vinieron desde Jerez-Ubrique, unos 80 kilómetros.
Manifestación por un convenio justo

Pero lo importante es esa manera de actuar ante los problemas que descubrías a través del plan de formación, El Plan Cíclico, que era un ver como estaba el mundo organizado desde lo óptica individual, colectiva e institucional. Se analizaban los hechos, se juzgaban a la luz del humanismo cristiano y nos comprometíamos semanalmente con compromisos individuales, colectivos e institucionales.

Con el paso del tiempo y tus acciones conseguías una visión del mundo, un modo de vida y de actuación que lo íbamos volcando en nuestro alrededor transformándolo y de ahí los cambios cuantitativos y calificativos que fueron sucediendo en Ubrique, pasando de una sociedad centrada solo en trabajar a una sociedad donde se valoraban otras cosas, además del trabajo.
Por ejemplo los hijos de nuestra generación han sido la mayor cantidad de universitario, por habitantes de España.
No es que dependiera de nosotros todo ese cambio, pero sí que en Ubrique por ahí comenzó el cambio. Desde la Iglesia católica, sobre todo.
Por esto cuando alguien habla mal de la Iglesia en general, o estúpidos que incitan a incendiarla, es por una ignorancia enciclopédica digna de ir a clases, porque en el cambio democrático que se hizo en España, una parte importante de la Iglesia española estuvo estuvo con el pueblo codo con codo, sirviéndonos con su locales y dando formación.


Una vez fuimos Joaquín García y yo a Jerez a un cursillo que vino a dar un sevillano afincado en Madrid, Manolo Salinas, para un grupo de iniciación de jóvenes de la JOC, donde conocimos a varios jóvenes muy interesantes en sus planteamientos, sobre todo un tal José López y un tal Rafa, que era un tipo simpatiquísimo, ambos estuvieron luego en Ubrique y Salinas me lo encontré en Madrid.

Cuando terminamos nos acercamos al Pelirón, es el barrio donde vivía Juan, no estaba en su casa y nos atendió la esposa, una señora sencilla y agradable y hablando del convencimiento de su esposo, nos contaba: cuando le digo Juan los niños no tienen sábanas, Juan contestaba; los que vengan detrás las tendrán de sobra.
Este era el espíritu de aquellos sindicalistas y militantes obreros de las primeras hornadas que dieron su vida y hacienda por mejorar a todos los trabajadores españoles. Y en Ubrique nos aportaron sus “granitos” desinteresadamente.