Diego Gil es un magnífico pintor manilveño que cada vez que presenta un cuadro, suele dejarnos asombrado a sus seguidores.
La primera vez que vi algunos de sus trabajos, fue con motivo de la exposición colectiva, primera en el Castillo de la Duquesa en Manilva, donde presentó dos desnudos al óleo y un dibujo de Enrique VIII, de Inglaterra.
No eran copias propiamente dichas, porque tiene la virtud de coger un cuadro clásico y a partir de el hace su versión. En esos dos primeros óleos, eran dos monarcas, una reina inglesa y otro de Baviera.
Estos trabajos de factura muy clásica, el hace su versión perfecta y nos lo presenta desnuda ella y desnudo él, pero con una larga estola que semicubría su cuerpo serrano. Con lo cual el cuadro le sirve de pretexto y a partir de ahí, él hace su propio cuadro, asombrando a propios y extraños.
Deja ver un “oficio” portentoso de buen gusto y bien hacer, con un trabajo previo de conocimiento del personaje, que él investiga para tener un conocimiento aclarador.
Supongo que en gran parte ese conocimiento es para hacer el resto del cuadro, sin modelo, tiene que creárselo. Por ejemplo: Luis II de Baviera al desnudarlo tiene que buscar un cuerpo en la misma posición y características, a partir de ahí recrear el cuadro con un cuerpo semejante al cuadro oficial pero desnudo. Y todo esto hecho con los varios estudios que hace de cada cuadro, que no son bocetos, sino cuadros de distintos tamaños, y gamas de colores (por cierto muy originales) pero cuadros y otro tanto de dibujos.
En fin todo una gozada ver sus trabajos y el proceso creativo, meticulosamente estudiado hasta encontrar lo que le satisface.
Son trabajos que van más allá del hiperrealismo y nos lleva a situaciones como ver un monarca desnudo y ver que son iguales al panadero habitual, o al vecino del 2º derecha.
¿Lo sabíamos ya esto? !sí¡ pero no es lo mismo verlo versioneado respetando la esencia del cuadro oficial, pero llegando mucho más allá.
En estos días pasados me prestó un libro una amiga, del escritor Alex Rovira, se llama Palabras que serenan el alma.
Del mismo pongo este fragmento que me hizo recordar la pintura de Diego: nada peor para el cínico, el narcisista el perverso o ególatra que el niño del cuento que proclama sin miedo y con lucidez y la libertad que nace de la inocencia: ¡ El Rey está desnudo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario