¿Cómo eran los reyes en Ubrique hace 60 años?
Para un niño como yo no era mala la perspectiva. Era el mayor de los tres nietos que había por parte paterna y el más peque por la materna, sin contar dos primos que había en Madrid y mi hermano Fede.
Como fui único durante dos años, dentro de la casa de mi abuela, mis tias María y Ana se volcaban, sobre todo María que era petaquera y ganaba más que Ana que era costurera y eso se pagaba con una limosna, sin seguro, sin pagas extras, sin vaciones, condiciones de cuasiesclavitud, solo le salvaba que estaba con Cayetano el sastre, que era un buen hombre y les daba un trato como si fueran de la familia, creando un ambiente de amistad entre las trabajadoras que perdurón en el tiempo.
Cada semana cuando iba con mis tías a comprar las cosas para la semana a la casa de Natalia Arenas, nos llegabamos por la tienda de su hermano Antonio y era raro que no me compraran un juguete, así que para mí no tenía mucho interés otros nuevos.
En cuanto a mis padres, como eso era cosa de mujeres, mi madre solo me regalaba cosas prácticas que me fueran haciendo falta, ropa interior, calcetines, etc. Cosa muy habitual entre hijos de trabajadores.
Lo que si celebrabamos la gran mayoría de niños de Ubrique era el canasto de dulces de Eloisa Pan conocida como la confitería de Zurrapa. Esta señora hacía unos dulces muy originales como un botijo, un jamóncito, un caballo, que estaban para chuparse los dedos ¡Sabian a gloria!. Esto dentro de unos canastillos hechos con una caja de zapatos forradas con tiras de papeles de colores y el contenido según bolsillo y si había cuatro o cinco niños, a repartir como buenos hermanos.
Normammente muñecas - a veces hechas de traos viejos- y cocinitas o cualquier cosa que tuviera que ver con las labores caseras y los niños era muy normal una pelota de goma, para los más privilegiados, sino tendría que se de papel y amarrada con una cuerda. A mí solo mi padrino Miguel López me regaló una pelota de goma blanca a la cual le saque´mucho partido y me duró varios años.
Las primeras cabalgatas eran algunos caballos del molino de Pepe el panadero y algún motocarro Iso de los que ya se utilizaban para repartir material de obras y yeso de Domingo "el yesero". Y algún coche de taxista también he visto. En aquellos tiempos había muy pocos coches con los que poder contar
Vivia en la Torre y nos tirabamos horas sin que pasara un vehículo y cuando venía uno normalmente cargado era tal el ruido de aquellos pequeños y estruendosos motores que los escuchabamos cuando venian por el San Juan, con lo cual no había peligro de atropeyo.
A mí me gustaban los caballos, eran de cartón o de lata. Siempre desde pequeño pensaba comprar uno cuando ganara dinero. Luego ya pensé ¿Para qué quiere un petaquero un caballo si siempre estamos trabajando?.
Por suerte me llevaron un verano con mis tios Rosario y José, era guarda de un cortijo entre Jerez y la Laguna de Medina, hoy está alli una cementera. Tendría unos 9 años y todos los días montaba a caballo y me desplazaba por aquellos andurriales, hasta la venta del Puente de la Cartuja, a unos 3 kilómetros lo acompañaba a la caza de conejos, fueron unos tiempos felices, sin juguetes con animales varios y caballos de carne y hueso.
Mis mejores juguetes, además como tenía mucho tiempo libre me lei una colección de cuentos de Saturnino Calleja, muy tristes en general. Aquello de ¡Tienes más cuentos que Calleja! Tambiém me leí La Historia de los Miuras.
Cuando mi primo Federico, mayor que yo, tenía tiempo libre y queriamos jugar nos ibamos al lado de la casa que había un pequeño muladar y de las pocas cosas que entonces se tiraban, solía haber alguna lata de atún pequeña y suelas de alpargatas. Con una navaja recortaba un circulo perfecto y por este otros tres, con una puntilla y un martillo le hacía cuatro agujeros a la lata, uno en cada extremo, cortaba dos alambres los metía por los agujeros previamente a los cuatro circulos les hacía un agujero en el centro que metía en los alambres y los remachaba por las puntas. Cuerda atada a un agujero delanteroy ¡A correr!
Mi tía Rosario 1ª Izquierda |
Me apredí gran parte del repertorio de coplas, vi torear a Paula en una plaza del Marque de Villamarta, conocí gitanos labradores, militares, trabajdores honestos, revolucionarios y buenas y malas personas.
Mi juguete preferido "el aprender"siempre he estado aprendiendo algo y cuando me he quedado sin trabajo he comenzado otra cosa nueva. Y sigo la costumbre que me inculcaron en la Joc y la Hoac, la formación permanente. Es como tener un juguete nuevo.
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