jueves, 23 de septiembre de 2010

Los antiguos sindicalistas l

Manifestación en Ubrique contra el paro 2009

Los sindicalistas que conocí cuando entré en el Sindicato Vertical, los tenía clasificados en tres categorías:
-Los adeptos al régimen e inmovilistas por definición, no eran muchos y procuraban no ser vistos, les notaba una cierta propensión a pasar desapercibidos. Normalmente no eran trabajadores manuales.
-Los que no les gustaba el régimen, pero aprovechaban lo poco que podían hacer dentro de la legalidad vigente, que era escasa y muy estrecha. Fueron los sindicalistas del momento aquel.
-Y los que entramos para reventar el rancio, añejo y dictatorial régimen, pero desde dentro. De aquí salieron muchos que luego fueron la vanguardia de la democracia. En la política y el sindicalismo.
Los funcionarios podían contarse más en los dos primeros, pero conocí también a personas del tercer grupo, que aun hoy siguen siendo altos funcionarios de las administraciones.
Cuando entré de enlace sindical, me encontré que a continuación había también elecciones para los cargos locales y provinciales. No recuerdo si me presenté de candidato o todos los enlaces sindicales eramos cargos forzosos.
Lo cierto es que recibí de Juan Oliva, presidente local, una carta pidiéndome el voto. Yo me quedé un poco asombrado que me pudieran pedir el voto, sin conocer yo a esta persona, nada más que de vista, pero a su vez pensé que si lo hacía él y yo no, seguramente yo no saldría elegido.
Llega el día de las elecciones y cual será mi asombro que saco los mismos votos que él. Contento por un lado porque yo quería hacer algo para mejorar la vida tan dura del petaquero. Y por otro lado el miedo-incertidumbre, de quien comienza un trabajo desconocido y no muy bien visto para algunos compañeros y las fuerzas del régimen dictatorial, con el que te jugabas el tipo. Y la oposición de mis padres que ya habían pasado lo suyo.



En la primera reunión de enlaces se presentan los nuevos cargos locales y sale Joaquín Garcés León diciendo. yo quiere ver los votos, porque uno que conozco no ha salido y un montón de gente le habían dicho haber votado por él.
El presidente Francisco Arenas Rodríguez, mira un poco perplejo y me dice. Miguelito ( era el más joven de todos, con mucha diferencia) haz el favor de pedirle a Juan Fernández Puerto (funcionario del sindicato) que si tiene las papeletas de votos te los deje.
Juan me informó, con su prontitud habitual, que los votos en el momento del recuento se tiran para que después no pueda haber pucherazo. Lógicamente esto estaba legislado así.
Yo pensé dimito ahora, pero por otro lado decía para mí, yo no he cometido fraude alguno, he salido empatado a votos con el presidente, sin hacer campaña ¿por qué voy a dimitir?. Voy a demostrarles a estos compañeros que no ha sido una elección errónea, el haberme votado.
Cuando hubo que elegir los cargos provinciales hubo “cositas” por el estilo, pero lo cierto es que salí como vocal provincial del sindicato de la piel, con 21 años, el más joven de la provincia, o casi.
Estuve como el benjamín del grupo también en Ubrique. En los Convenios Colectivos no tenía mucho que decir, solían hablar los más veteranos, Paco Arenas Rodríguez, Juan Oliva, Rafael Maza, Juan Ríos Clavijo, y yo que era el último, en una época que los jóvenes y los niños no contábamos casi para nada, pues eso.
Aprendía, veía los fallos, cuándo podía hacía aportaciones, aunque aparentemente parecían no tener resonancia, pasado la legislatura, sobre 1974. Yo ya tenía una perfecta composición de lugar, sabiendo donde fallábamos y qué hacer para dar un cambio en la acción sindical.
Ese cambio se vio propiciado por el mismo presidente Juan Oliva, un sindicalista a la vieja usanza, oscuro en la distancia corta, pero cuando se ponía ha hablar en publico se crecía. Honrado, nada interesado en vivir bien a costa del cargo. Inteligente y honesto con sus convicciones.
Me dijo un día que no se presentaría a las próximas elecciones y que debíamos ser los jóvenes quienes tomáramos el relevo. Así mismo también nos anunció Rafael Maza que llevaba muchos años y que ya era hora del relevo.
Todos estos cargos eran no remunerados, sólo cuando había que ir a Cádiz a elegir por los cargos provinciales, nos pagaban una dieta, que se esfumaba con el almuerzo y taxi. Esto era cada dos años

En esta situación la comento a mi amigo Joaquín García Jiménez en una de las reuniones de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y comprometemos a presentarnos de enlaces sindicales para las siguientes elecciones, y hacer un grupo para tomar el poder en el sindicato de la piel de Ubrique. Rama de Trabajadores y Técnicos.
Casualmente (por aquello de las conjunciones planetarias, que dijo la otra y se quedó tan pancha) salió Isabel Morales Alvarado por la empresa José Pulido, María Agüera Aguilera por la empresa Juan Gómez. Las primeras mujeres sindicalistas comprometidas de verdad. También salió reelegido Juan Ríos Clavijo por empresa Francisco Olmedo. De nuevo se presentan otros dos buenos sindicalistas que la vez anterior no estaban: Pedro Medinilla Piñero (por Hnos. Villalobos) y Antonio Candil Fernández (por Juan Jaén), Antonio no se presento nada más que a enlace y no a vocal, pero me gustaba escuchar su voz en las asambleas por su experiencia y sensatez. También salió Joaquín García Jiménez (por Juan Gallego) y Santiago Fabero Barea y yo por la empresa Pedro de la Cruz.
A Santiago le convencí para que se presentara de enlace, después de vocal, siendo muy destacado y comprometido como representante sindical, donde estuvo bastante tiempo. Es de esos tipos que le llaman al pan pan y al vino vino, hablando por derecho, a la cara. De los que a mí me gustan.
Se quedó fuera Paco Arenas a pesar suyo, pero era la hora de los jóvenes con algún mayor experimentado, pero los votos mandan.

Este equipo consiguió hacer crecer los salarios muy por encima del nivel de inflación. Las decisiones por mayoría (sistema asambleario) como medio de preparación a la democracia, se consiguió llegar al pleno empleo legal, había muy pocas personas sin seguro. En combinación con la Inspección de Trabajo nos propusimos erradicar el trabajo ilegal, llegando a una asamblea de parados de Ubrique donde había menos de treinta parados, y los empresarios que allí fueron se comprometieron a colocarlos. Después ocurrió de todo con ellos, porque había personas que no querían estar amarrados a un puesto, con unos horarios . También alcohólicos. Pasotas de vuelta de todo, pero el que quiso trabajar se colocó. Pleno empleo en la piel.
También fuimos preparando al personal para el cambio al sindicalismo libre, para esto nos ayudó mucho el responsable del servicio de formación sindical del Vertical, Miguel Urraca, un tipo joven que tenía claro que el régimen franquista estaba muerto, y había que enterrarlo con su mismo dinero. Venía con otro profesor mayor creo que se llamaba Pedro. Nos hablaron de autogestión obrera, muy en boga en esos momentos. De la Cataluña autogestionada durante la guerra, y un sin fin de temas que solo dos o tres años antes era impensable en el Vertical.
Así hasta que se cerró el sindicato ya en democracia, dando paso a la sindicación libre, cosa que en el vertical era obligatoria para todos.
Tuvimos la suerte de tener durante un tiempo a Rafael Cabezas Calvo como delegado de sindicato y esto nos facilitaba mucho las cosas por el hecho de ser una persona no del régimen - siempre disponible, lo mismo lo buscaba en su casa un sábado por la tarde, un domingo por la mañana- y esto le llevó a estar muy poco tiempo en el cargo. Lo cesaron.
Después nombraron a Manuel Cabello Janeiro, en sustitución del anterior. Por ser un hombre bonachón y poco autoritario, la verdad que les planteábamos los hechos consumados, para que la censura no pudiera funcionar. Siempre forzando los margenes de las estrechas leyes del dictador, y su puñetera casta.
Otro factor era la asesoría jurídica. Cuando comenzaba yo, venía de Villamartín un tal D. Tomás , después nos enviaron a un ubriqueño llamado Aurelio Romero, un joven y novato abogado, de los que le salieron a los padres de derecha hijos de izquierda. Decía pertenecer al Partido Comunista, clandestino por aquel tiempo.
Al comienzo ya estábamos algunos trabajadores bastante puestos en decretos, leyes,ordenanzas y normas sobre el trabajo, como para orientar a un abogado recién fabricado, pero una vez que este cogió el rumbo, era una pieza fundamental, para las acciones que llevábamos, para mejorar la vida de los trabajadores de la piel de Ubrique.
En el final de la dictadura nos atascamos en un convenio por diferencias muy grandes y estuvimos tres meses trabajando sólo la jornada legal, como medio de presión. Despues de muchos problemas,
de tiras y aflojas, conseguimos un aumento de un 42%, cosa que no se había visto en Ubrique desde el primer convenio, en el año 1968. Las subidas del IPC solían ser más de un 20%.anuales.

Resumiendo, pasamos de un sindicalismo paterna lista y muy controlador, de escasa eficacia, a otro más arriesgado y rompedor de los límites impuestos para control de los obreros. Todo esto gracias a unos mayores que llevaban muchos años.. En general personas honestas y que ser sindicalistas les costaba dinero, y sinsabores, con los jefes y a veces con los compañeros, porque las horas que se perdían en reuniones no se cobraban, como trabajábamos hasta los sábados, y se cobraba por semana, muchos estábamos a destajo y teníamos que terminar la tarea para cobrar esa semana, ayudándonos la mujer y trabajando hasta la madrugada.
Por falta de conciencia obrera, propio de la época, algunos compañeros nos veían con desconfianzas y no en pocas veces delante del empresario alguna mala persona, aprovechaba para quedar bien con el dueño a costa del sindicalista .Gajes del oficio.
A esto hay que añadir que yo tenía dos hijos pequeños que cuando salía de casa al trabajo estaban dormidos y cuando llegaba de noche me los encontraba otra vez dormidos, así que solo los veía algunas veces despiertos al medio día. Gracias a mi mujer, yo tenía más libertad de movimientos pero a ella le costaba su trabajo y perdida de su derecho a pensión posterior.
Algunas cosas como esta las cuento en primera persona porque es un reflejo de los demás.

Pero los “jóvenes” la verdad eramos un problema para el sistema, díscolos hasta en el vestir, nada transigentes con el sindicalismo caduco. Hacíamos panfletos y revistas ilegales, pagadas por nosotros mismos, con la ayuda de la multicopista de la parroquia y una “vietnamita” que tenía José Chacón Lobatón, funcionario sindical, que nos ayudó muchas veces. Por supuestos se las enseñábamos a Manuel Cabello Janeiro, como delegado local, pero una vez distribuidas, le daba un ejemplar para pedir autorización a Cádiz, entonces le decía:
esto está repartido por las fabricas.
Él: cualquier día vamos todos a la cárcel. Esto no lo me hagas más.
Yo: no, esta vez ha tenido que ser así. La próxima procuraré que se pueda prever con antelación suficiente y ahí quedaba la cosa.
A la siguiente igual. Creo que debió de quedar bastante harto de nosotros y personalmente de mí, por ser presidente y ser la cara más visible, aunque nosotros funcionábamos como asamblearios (sin jefes) eran decisiones generales tomadas entre todos. Despues ya las cuestiones puntuales que surgían en la marcha diaria, Joaquín (vicepresidente) y yo que seguíamos en la HOAC, nos veíamos casi a diario nos distribuíamos el trabajo, sobre todo el asesoramiento a los Juicios de Conciliación, previos a ir a Magistratura.
Donde he utilizado todo el descaro (siendo muy tímido) e irreverencia tolerable porque solía venir un tal Algimiro de una gestoría, del que Juan Oliva ya me advirtió, que tuviera mucho cuidado con él. Yo desde el primer Juicio de Conciliación que tuve con este señor, lo dejé hablar todo lo que quiso para amedrentar al trabajador despedido. Cuando terminó le dije al trabajador:
todo lo que ha dicho este señor, mentira, es para que no vayas a Magistratura del Trabajo, porque la empresa tiene todas las de perder, así que no admitas la miseria que te ofrecen y “palante”, que lo tienes ganado.
Y siempre me funcionó. Creo que el temor que le tenía Juan Oliva, se convirtió en temor de este hombre hacia mí . Y yo encantado, por lo que suponía de cambio cualitativo y cuantitativo en las indemnizaciones por despido.
Hay que tener en cuenta que los sindicalistas no entendíamos entonces cómo una persona puede estudiar una carrera de derecho, para luego no ejercer la justicia, sino lo contrario

Removí bibliotecas y consultas para saber la clasificación de las categorías profesionales y no había manera de enterarnos. Un día por casualidad voy a la casa de un compañero de Amigos del Arte y estaba pintando un banquillo encima de un libro, me llamó la atención saber qué libro pisoteaba el banquillo, como símbolo del trabajo.
!No puede ser¡ La ordenanza laboral del año 1948, que era precisamente donde estaban las categorías profesionales, aunque desfasadas, era la única ley que servia y llevábamos desde el año 1968 haciendo Convenios Colectivos sin saber nada de categorías.!Así era aquello¡.
Ese cuadro hoy está en CC .OO. de Ubrique. Y esto suele ocurrir cuan uno está centrado en conseguir algo, hay veces que te vienen las cosas rodadas y consigues aquello.¿Suerte?. Hoy se llama el poder de atracción.

Por todo esto ahora me choca mucho una campaña de calentamiento para la Huelga General, con unos skets con Chiquilicuatre de un pésimo gusto humorístico, ético y estético.

Me choca mucho que aun siendo libre para hacerlo, Fernádez Toxo haga un crucero en plena crisis, económica por el mar Báltico.Se comenta en algun medio que gana mensualmente más de 5.000 e (¿)

Me choca bastante que nos pidan a los abuelos que vallamos a la huelga de nietos, ¿cuándo se han acordado de nosotros?. Ahora que les hacemos falta.

Que D. Cándido tenga un sueldo de 2.500e/ mes. No aclaró si era neto o bruto, en todo caso muy por encima de los trabajadores en general, que ahora suspiran por ser mil euristas.

O que después de tanto tiempo diciendo amen a todas las ocurrencias improvisadas de nuestro mandamás, (incluso decían de D. Cándido que era el tercer vicepresidente) no escuchando las voces de toda una sociedad diciéndoles que estaban equivocados, que las ayudas fueran para las empresas y no para los que provocaron la crisis.

Ahora sabemos de un nuevo fenómeno sindical que son los liberados. Dicen que en la Comunidad de Madrid y solo en sanidad hay más de tres mil. No se si es verdad. Pero lo cierto es que supone un costo añadido que hace que sus empresas sean menos competitivas y por tanto reduzcan puestos de trabajo, para pagar a representantes sindicales, en vez dedicar esos dineros a ampliar plantillas para atender a los enfermos, por ejemplo.
Y creo que los trabajadores debemos tener nuestros medios de defensa, pero añoro mucho los sindicalistas de la pre-democracia  y siguientes años. "Eran otra cosa"hasta en los ingresos
Tambien hay que decir en su descarga que tuvieron que pasar muchos años para que salieran las primeras leyes democráticas sobre sindicalismo, y puede que esto halla influido en este desprestigio creciente.
Creo que este sistema deja que entren personas que nada tienen que ver con la defensa de los intereses del trabajador, sólo los suyos y no en pocos casos intereses políticos.
¿Los sindicatos de ahora qué cosas han hecho por los parados, por los jubilados y por aquellos que se han tirado toda su vida trabajando y por injusticias del antiguo régimen, y de empresarios sin escrúpulos, no tendrán derecho a pensión?.

Esto lo escribe un abuelo, jubilado por la crisis, que ha buscado cursos para reciclar y solo encontró para trabajadores no parados. Ex-secretario general de un sindicato democrático, pionero del voluntariado social y cutural. Ex-teniente alcalde. De izquierda de toda la vida, nada dogmático, nada fanático, pero cada vez más alejado de esta izquierda, de mucho señorito  insensible, que nos llevarán a la derecha, donde ya llegaron algunos.

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