Era
Ana una señora de unos 80 años, muy limpia, con ropas de anciana de
aquella época -sobre 1962- es decir, desde que cumplían 50 años
(más o menos) se iban oscureciendo las prendas de vestir hasta
quedar vestida de negro, con pañolillo en la cabeza incluido, ello
si antes no había una muerte de familia cercana, entonces tenían el
luto desde 5 años hasta enlazar con el luto permanente. Ella llevaba
prendas de semiluto, pero por delante siempre llevaba el delantal
blanco, impoluto, con unos bordes blancos fruncidos, que resaltaban
por su blancura.
Siempre
bien peinado su cabello blanco con el roete, que era signo de
“identidad” de las señoras mayores. También solía llevar
babuchas negras.
Esta
señora al parecer quedó viuda, no se si joven o más mayor, pero lo
cierto es que no tendría medio de vida y seguro que de tener pensión
de viudedad sería mísera, cosa normal de entonces. Por esta causa
las familias solían ser muy amplias, entre otras cosas, eran los
hijos un sustento o seguro para la vejez.
Ella,
cuando yo era pequeño, tenía de ayuda su nieta Elena, una joven de
unos 20 años, que a la postre heredaría su tienda.
Pero
pese a su nieta, Ana seguía llevando el negocio de la tienda de
ultramarinos con su “sistema” de contabilidad.
Entonces
se solía cobrar por semana y mientras se solía ir por artículos
“fiados”, luego el sábado cuando se cobraba se iba a por más
artículos y a pagar.
El
sistema consistía en unos círculos, cruces y rayas. Un circulo
grande eran 5 pesetas o 1 duro, uno pequeño 1 peseta, una cruz era
10 céntimos de peseta o perra gorda y una raya vertical eran 5
céntimos o perra chica, o chica. Con lo cual cuando abría la
libreta era una cosa insólita la visión, pero a la vez admirable,
ver como aquella señora había inventado un sistema para llevar las
cuentas, siendo como gran parte de las personas que vivieron en
república, dictadura de Primo de Rivera o dictadura franquista, fue
una generación que gran parte de ella jamás entro a un aula a
aprender.
Solía decir cuando venía a cuento: yo el único vicio que he tenido es ganar dinero.
Solía decir cuando venía a cuento: yo el único vicio que he tenido es ganar dinero.
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