Don Francisco Bohorquez Vecina, regaló el caudal de agua del Benafeliz o del Nacimiento y posteriormente (años) hizo un pequeño edificio, en una esquina, entre la calle San Francisco y Nacimiento para albergar los motores (también regalados por él) que elevasen dicho caudal al deposito, que tenemos por encima de la calle Cornicabra.
Dicho edificio se lo encargó a mi tío Francisco Salas y cuando lo tenía levantado se puede observar que la cubierta de una pequeña torrecilla redonda que queda por encima es de una pieza, que remata con una cruz. Todo de piedra caliza y enteriza.
Olmedo el Cubanito, que hizo fortuna en Cuba, de ahí su apodo. Cuando bebía más de la cuenta y pasaba por allí, siempre decía que la cruz estaba torcida y que esa la tenía que enderezar él. Esto lo vino diciendo desde hacía tiempo, hasta que un día decidió pasar a la acción.
Fue a hablar con D.Francisco Bohorquez Vecina, para que lo autorizara ha hacer dicha obra a su cargo. El dicho señor al parecer trató de persuadirlo, argumentando que era difícil encontrar una piedra de aquellas dimensiones y transportarla al lugar y después labrarla hasta darle la forma y las medidas y luego instalarla, y que tuviese en cuenta que aquello lo había logrado un albañil, que no escultor, con un martillo y un cincel. Como un picapedrero, igual que mi abuelo, padre de mi tío.
Olmedo emperrado en la obra, que no se preocupara, que ya tenía buscado un señor de Jerez, que lo haría, resultando que D. Francisco consintió que hiciera el cambio.
Como era de una sola pieza, cuando ya quedaba la cruz se partió y tuvo que comenzar de nuevo, con lo que el gasto se duplicó. Y no podía dejarla por terminar, ni colocar la primera.
Una vez terminada e instalada, el hombre de Jerez consiguió una cruz sin el poquito de inclinación hacia un lado, con lo cual Olmedo el Cubanito quedó satisfecho de su obra, pero al parecer no tanto del precio.
Cuando pasaba por allí "algo cargado", se quedaba mirándola y decía: mis dineros me has costado pero yo te puse derecha.
Y esta al parecer es la que aun se conserva en el pequeño, pero original, edificio que hay junto al Bar La Parra de Ubrique
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