Años atrás cuando era muy frecuente en las grandes ciudades, sobre todo que al menor descuido te pusieran una navaja en el cuello, o el costado. Diciendo bajito "tío dame la pasta".
Rosi y Javi son cuñados de mi hijo y vivían por aquellos comienzos de su noviazgo en el Paseo de la Castellana a menos de 100 metros de las torres Kio.
Paseaban por la acera tranquilamente uno de esos días que Madrid a esas horas, no había mucha circulación de vehículos. Cuando de pronto un frenazo y antes de reaccionar ya tenia Javi una punta de navaja, diciendo la fracesita de marras, y rodeados de tres aprendices de malos.
La Rosi con todo su desparpajo le dice como le hagas algo a mi novio te mato, ¿o es que no veis que somos pobres?.
El de la navaja se queda un poco perplejo sin saber qué hacer y le dice !A nosotros nos han dicho que todos los de aquí sois ricos¡
A lo que contesta Rosi: eso es de las torres para abajo, los de aquí arriba somos unos desgraciados.
!A¡ vale, perdonen nos vamos. Cuando arrancan el coche en busca de otra víctima menos lista, le dice Rosi, !oye¡ ¿no tenéis un pito?.
Uno de ellos sacó el paquete y les dio tabaco.
Y de esta manera, la Rosi no solo abortó el robo y eliminó el peligro, sino que además les saco para fumar a su costa.
¿Capullos o buen corazón?
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